Progreso: tras salir de mi hogar, el bosque Kokiri, me dirigí al castillo de Hyrule en busca de la princesa.
Tiempo de la partida: 1:30 horas.
Tiempo total de la serie: 4:30 horas.
La partida
Un turista en el mercado
Después de salir del bosque Kokiri, atravesar todo el campo de Hyrule, huir de unos cuantos monstruos y dejar una curiosa finca atrás, llegué finalmente a la zona del castillo de Hyrule.
Al entrar, lo primero que me encontré fue el mercado, donde había tiendas con gran variedad de artículos: desde flechas hasta escudos y pociones, además de una tienda de máscaras y una curiosa bolera.

Decidí probar suerte en un juego de puntería por 20 rupias (la moneda del juego), al mejor estilo de las ferias. El fornido hombre que atendía el juego, me retó a acertar en 10 blancos con mi tirachinas, pero lamentablemente pude acertar solo dos y perdí el dinero.

El mercado estaba repleto de gente, entre ellos, un simpático hombre que me habló de los Sheikah, unas personas conocidas como la sombra de los Hylianos, que solían protegerlos, pero con la larga paz que ha habido no se han visto más, aunque dicen los rumores que aún hay una Sheikah en el castillo.
Pregunta: en el mercado, también había una niña persiguiendo a un cuco (un pollo) que no podía alcanzar. Me ha asaltado el instinto de héroe y he intentado atraparlo por ella, pero tampoco he podido. Si sabes cómo hacerlo, escríbeme en la caja de comentarios, por favor, e intentaré atraparlo en la próxima partida.
Un intruso en el castillo
Después del paseo por el mercado, me dirigí a la entrada del castillo, donde me recibió un búho que me explicó algo curioso. El tiempo en los pueblos se detiene, pero en las afueras y en el castillo transcurre con normalidad, cuando terminé de hablar con el búho, se hizo de noche.
Al continuar por el camino al castillo, me encontré con una joven niña que me contó que su padre había entrado al castillo a vender leche, pero no había vuelto, y me pidió que lo buscara. En ese momento me entregó un huevo (algo muy casual), del que nació un pollo al poco tiempo.

Cuando intenté avanzar hacia el castillo, un guardia borde me prohibió continuar. Pero como estaba decidido a encontrar a la princesa, busqué la manera de escaquearme, burlando a unos 20 guardias en una demostración de sigilo impecable.

Un poco más adelante, me encontré al padre de la niña, dueño de la finca Lon Lon, aquella que había dejado atrás en el campo de Hyrule. El hombre estaba dormido y se me ocurrió la idea de despertarlo con el pollo que me dio su hija antes. El plan funcionó, así que tras un sonoro cacareo, el hombre se despertó y se fue corriendo a buscar a su hija.

El encuentro con la princesa
Finalmente entré al jardín del castillo, donde había una misteriosa silueta femenina asomada por una ventana. Cuando me acerqué a ella mis sospechas se confirmaron, era la mismísima princesa Zelda.

Sin conocerme, Zelda enseguida me contó un sueño que tuvo, en donde alguien del bosque que poseía una piedra verde brillante vendría a ella con un hada. Así que sin saberlo, cumplí la profecía de la princesa.

Además, me contó sobre las 3 diosas que crearon el mundo, que habían dejado en el mundo un objeto llamado la Trifuerza, con el poder de conceder cualquier deseo a quien la tuviera. Eran conscientes de que si alguien con una mente maligna pedía un deseo, el mundo estaría condenado, así que usaron el Templo del Tiempo para proteger el Reino Sagrado de nuestro mundo, donde se encontraba la Trifuerza.

Cuando acabó su historia, me pidió que me asomara por la ventana donde ella estaba asomada. Allí había un ser con una densa sensación de maldad. Era Ganondorf, quien dice rendir lealtad al Rey, pero Zelda está segura de que no está siendo sincero, y que las nubes oscuras con las que también había soñado, lo representaban a Él, el líder de las Gerudo, del desierto al oeste de Hyrule.

Un gran compromiso
Zelda, con gran preocupación, me pidió que la ayudara a proteger el reino de Hyrule del malvado Ganondorf, que quiere hacerse con la Trifuerza. ¡Tenemos que conseguirla antes que Él!.
La princesa me reveló que para acceder al Templo el Tiempo necesitamos las 3 piedras espirituales y la Ocarina del Tiempo.
En ese momento, se presentó la guardaespaldas Impa, de la tribu Sheikah. Me enseñó a tocar en la ocarina una canción que ha pasado de generación en generación en la familia real, la canción de cuna de Zelda. Y finalmente me acompañó a salir del castillo.

Reflexiones
Disfruté mucho de esta partida, cada vez me encuentro más inmerso en el juego, aunque por ser un juego de otra época, hay algunos aspectos que inevitablemente influyen en mi experiencia, por ejemplo:
- Se me hace raro no poder saltar en cualquier momento con un botón, sino que el salto es automático al acercarme a un precipicio o un espacio entre plataformas, es literalmente un salto de fe.
- También me extraña tener un límite tan bajo en las monedas del juego, 99 rupias me parece poco cuando hay objetos que cuestan 70 o más.
- Los movimientos de los personajes son repetitivos y poco naturales, lo que hace que sea extraño y hasta gracioso interactuar con ellos.
Y por último, una característica de la consola virtual de Nintendo 64, integrada en la Nintendo Switch 2, es la opción de rebobinar. Esto significa que en cualquier momento puedo retroceder a cualquier punto de la partida. Esto me permitiría reintentar un salto, o una batalla sin sufrir la penalización del juego de volver a empezar la escena. Aunque no estoy haciendo uso de esta funcionalidad, porque prefiero experimentar la dificultad del juego original.
En la próxima partida
Ahora tengo que dirigirme a la Montaña de la Muerte, el hogar de los Gorons, donde se encuentra la piedra espiritual de fuego, una de las tres que necesitamos para acceder al templo. A los pies de esa montaña está la aldea Kakariko, donde Impa nació y se crio, y por donde tengo que recabar información antes de continuar cuesta arriba por la montaña.

¿Tú también jugaste esta parte? ¿Te costó? ¿La recuerdas con cariño? ¡Cuéntamelo en los comentarios!